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miércoles, 5 de noviembre de 2014


"El mundo es un lugar maravilloso donde vivir"



No podemos controlarlo todo, es importante asumir que tras una ruptura de pareja, nuestros hijos van a descubrir dos mundos, el mundo del padre y el mundo de la madre, por separado, con paisajes, estaciones y climas diferentes.

Los hijos pueden enriquecerse de todos estos paisajes, son experiencias de vida y aprendizajes, cuantos más descubran, más opciones tendrán.

Es importante hacer bien las maletas, en el equipaje debe pesar sobre todo la responsabilidad y la coherencia, las ganas de ser feliz en esta aventura que comienza. No puedes pretender la felicidad de los que te rodean si tú mismo no eres capaz de permitirte ser feliz.

Tras el divorcio cambia el decorado pero… padres e hijos siguen presentes, vivos, no han desaparecido. La familia no se ha roto, ha cambiado.

Pensemos antes de actuar, antes de tomar una decisión, las palabras amorosas pueden salvar la vida cada noche a nuestros hijos y, por el contrario, las palabras dardo pueden condenarles el resto de la vida. Las palabras contaminan el alma o lo acarician, impecabilidad, armonía, contagio de comprensión y empatía, de solidaridad y generosidad, nuevo idioma que transforma  el pensamiento y llega a lo más profundo del corazón.

Cura con tu voz, acaricia con la mirada y abraza con el alma pura, si miras dentro de ti encontrarás la respuesta, si reprochas – te reprochas, si condenas – te condenas, si acusas – te delatas. Busca el amor, la compasión, la alegría y la confianza necesaria para llegar a estar en paz, contigo y con el resto del mundo.

“…Si los niños son educados entre reproches
aprenden a condenar.
Si son educados con hostilidad
aprenden a ser agresivos.
Si los niños crecen en un entorno de seguridad,
aprenden a no temerle al futuro.
Y si viven sus años más tempranos
rodeados de amor sincero, aprenden que el mundo
es un maravilloso lugar donde vivir…”

         Dorothy Law Nolte.



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