Espacio protegido.
Hoy el día se levantó gris, no sólo por el color del cielo,
también mi corazón y mis ojos sentían y veían gris.
No todos los días te levantas igual, del mismo color,
aunque soy consciente de que tengo a mano la paleta de colores y los pinceles
que pueden transformar el paisaje.
Hoy simplemente me
dejé llevar por el gris, no metí en el bolso los pinceles.
El gris del que yo hablo es la tristeza, alguna madrugada
me despierta, me tiene en vela y esto hace que me conecte, que me centre, que la
preste atención pues generalmente me susurra al oído muy despacio pero con gran
acierto y sentido.
El gris ha ido clareando a lo largo del día y se ha vuelto
menos gris, más claro.
Agradezco infinito tener un lugar al que acudir cada mañana
donde poder ser yo misma y donde encontrarme con personas maravillosas a las
que admiro, de las que aprendo y sobre todo, respeto profundamente.
Un espacio donde poder compartir y crecer personal y
profesionalmente, abierto a la vida, al cambio, a las pequeñas y grandes
transformaciones.
Me apasiona escuchar a las personas, sentir con ellas,
crear clima, aprender siempre.
Cada palabra está llena de sentido, van llenando
el espacio con el propósito de hacerlo protegido.
Y de nuevo, toda cobra sentido…
Confirmar que estás haciendo lo que quieres, que no siempre
es fácil el camino, hay baches, dudas, inquietudes e incertidumbre.
Pero son estos momentos especiales los que hacen que me
sienta bendecida por estar aquí, haciendo de mi pasión mi profesión, mi
sentido.
La conexión, la complicidad, la autenticidad de la mirada,
la palabra compartida, tantos pensamientos revelados y el sabor del té.
Gracias Javier y María, gracias por tanto brillo que ha
transformado el gris de mi amanecer, gracias por este “espacio protegido” que
nutre, que enriquece la vida.
La vida.
"La vida, para mí, no es una vela que se apaga. Es más bien una espléndida antorcha que sostengo en mis manos durante un momento, y quiero que arda con la máxima claridad posible antes de entregarla a futuras generaciones".
George Bernard Shaw
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