"SON DOS HISTORIAS"
He pasado muchos años escuchando historias, historias de vida, algunas me han emocionado tanto que siempre permanecerán conmigo.
Para poder escuchar con el corazón he tenido que ponerme gafas, sí gafas! Para poder ver en los otros sus corazones. Cuando puedes verlos, conectas, desaparece el tiempo y te fusionas con sus emociones, se crea un clima tan intenso y especial que te olvidas de quien eres tú en ese momento.
Solo escuchas, acompañas, te entregas, sientes.
En el día a día con la pareja hay que cuidar mucho esa mirada cómplice, el lenguaje, la caricia, el momento.
Solemos poner el piloto automático y nos olvidamos por completo de quiénes somos y para qué estamos juntos, compartiendo dos vidas, la tuya, la mía.
Son dos historias igual de importantes, diferentes, especiales, irrepetibles pero en muchas ocasiones, lo olvidamos, olvidamos que somos dos, dos vidas que no van a volver a repetirse.
Lo veo cada día, las parejas no se cuidan, no se miman, no se valoran, dan casi todo por supuesto y se magnifica cuando se convierten en padres.
Es en este momento, cuando más tienen que volverse pareja para poder comenzar la aventura de criar, educar, amar, acompañar, enseñar, bailar, cantar, jugar, pintar, no-dormir, alimentar, curar, besar, contemplar, admirar…a los recién llegados, los hijos.
Tantas y tantas horas invertidas en los pequeños de la casa que no nos da la vida para nada más.
Es verdad, es intento, complicado, ser padre es un huracán físico, emocional y me atrevería a decir que también espiritual.
Pero nosotros seguimos estando ahí, no hemos desaparecido, necesitamos nuestro espacio, nuestros momentos, nuestra intimidad. Olvidarnos por un momento de todo y volver de nuevo a conectar.
La pareja es la protagonista de esta película, hay que esforzarse y buscar el momento para ensayar porque las nominaciones están a la vuelta de la esquina.
Hay ya muchos libros escritos por expertos para mejorar y aprender a vivir en pareja pero me gustaría aportar algo que yo he experimentado y que a mí me funciona.
Me acuesto cada noche al lado de una persona a la que amo y admiro.
Hay días maravillosos en los que todo fluye, funciona y hasta nos acompaña una buena banda sonora de fondo.
Y también hay días grises, más aburridos, menos amorosos y sin música.
Pero en ese preciso momento, antes de quedarme dormida, confirmo si todavía amo y admiro a esa persona que duerme a mi lado.
Soy plenamente consciente de que una noche la respuesta cambie mi mundo, se transforme todo y tenga que comenzar una nueva etapa, cerrando nuestra historia de pareja y continuando como padres siempre, toda la vida.
Le digo en silencio “hoy te he amado, mañana no lo sé”.
Y esto me hace consciente, honesta, me conecta con el instante que es la vida, sin expectativas, sin esperar, simplemente sentir.
Nuestras alianzas llevan grabadas un “todavía”, y para mí es bello poder repetir aquella declaración de amor:
“hoy es siempre, todavía
toda la vida es ahora”
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