LA
FAMILIA
Quiero
empezar este post con la definición que hace mi compañera y amiga Maryam Varela
de la familia:
“para mí, la familia son lazos de amor
incondicional”
Tres
palabras, sólo tres, que comparto al cien por cien y que para mí también
simplifican y a la vez nombran lo que es fundamental.
Los
LAZOS posibilitan que las relaciones
aten, opriman, aprieten, asfixien, agobien…o por el contrario, unan, acaricien,
acerquen, sirvan para ayudarse, comprenderse, empalizar, aceptar y sobre todas
las cosas respetar.
La
calidad de la familia dependerá en gran medida de la calidad de las relaciones
con los miembros de ésta, de la calidad de esos “lazos”.
Somos
todos personas conviviendo con nuestros pensamientos, emociones, preferencias,
gustos, sabores, colores y olores.
Todos
contamos, aportamos, nos necesitamos unos a otros y, a veces, nos olvidamos.
Siempre
escribo que las familias no se rompen si no que cambian de forma. Los padres y
las madres nunca desparecen, siempre están ahí de diferentes formas y maneras.
Todos
tenemos el mejor padre/madre que debemos tener, aceptarlo, amarlo, perdonarlo
nos ayudará a encontrar nuestra paz interior y a disfrutar todo lo bueno que
nos puede regalar la vida.
El
AMOR, los hijos amamos a nuestros
padres a través de los ojos de nuestras madres y al revés.
He
tardado mucho tiempo en entender esto pero cuando lo he incorporado a mi vida,
a mi propia familia, me ha transformado.
No
sé que pasará con mi matrimonio, si estaremos siempre juntos o si mañana
decidiremos separarnos, de vedad que no lo tengo claro, tampoco me importa
demasiado.
En
cambio, sí tengo la confianza de que siempre seremos una familia.
Mis
dos pequeños son porque nosotros somos y la familia que hemos creado puede
cambiar pero nunca podrá romperse.
Los
hijos construyen su concepto de amor a través de nosotros, los padres, y el
amor es el pilar que dará la calidad a sus futuras relaciones.
Por
todo esto, creo que siempre amaré al padre de mis hijos porque sólo así podré
amar a mis hijos.
Y
al lado del amor no puede faltar la INCONDICIONALIDAD, amar sin condiciones,
sin reproches, amar porque queremos amar.
La
familia nos dio la vida y nos da la oportunidad de seguir dando vida.
No
me gusta poner nombres, cada cual sabrá definir su familia pero lo que no se
puede negar es que todos venimos de una familia y probablemente vayamos hacia
una familia.
Hay
un poema de Dorothy Law Nolte que termina así:
“si
los niños viven sus años más tempranos rodeados de amor sincero, aprenden que
el mundo es un lugar maravilloso donde vivir”
Y
realmente este es el legado que les quiero dejar a mis hijos, enseñarles que
esta familia que hemos creado entre todos permanecerá en el tiempo
ofreciéndoles siempre “lazos de amor incondicional”
Este
ha sido también el legado de mis padres, tengo claro que pase lo que pase, haga
lo que haga, su amor es incondicional y quizás esto me ayuda a sentir lo
maravilloso que es vivir y estar viva.
Cuando
acompaño a las familias en sus procesos de separación, esta es la única idea
que quiero hacerles ver.
La
familia continúa, sigue adelante y es fundamental para todos los miembros que
existan estos lazos, independientemente de que no se ame la pareja, siempre
serán el mejor padre y la mejor madre, que deben tener sus hijos.
No
debemos permitir que el odio y el rencor consuman nuestros corazones, el perdón
cierra la puerta y posibilita volver a abrir las ventanas…
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