Medios de Comunicación

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viernes, 14 de junio de 2013

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“EL MAYOR REGALO PARA LOS HIJOS”

"Todo está por hacer y aún, todo es posible"
Miquel Martí I Pol

Emociones, rupturas, reconciliaciones, conflictos, encuentros, declaraciones de amor y desamor, papeles sobre la mesa, rota folio garabateando posibles acuerdos que cambian la vida de las familias, transformación y cambio, oportunidad y crecimiento.

Así defino mi día a día profesional, una montaña rusa que en ocasiones, da vértigo y otras muchas alegrías, esperanza, empatía y ternura.

En este plano sitúo a los protagonistas de esta historia que voy a contar hoy, dos personas, dos padres, dos ejemplos de un buen cierre de etapa.

Las separaciones, los divorcios, las rupturas de pareja son cierres de etapas, la vida va cambiando nuestras circunstancias, nuestra manera de sentir, de pensar, de evolucionar y es lógico y saludable que las cosas tengan un principio y un fin.

En muchas ocasiones, no sabemos encajar estos “cierres de etapa”, nos cuesta mucho despedirnos, el cambio, lo nuevo por explorar y descubrir.

La aceptación de lo que la vida nos va deparando es clave para seguir caminando, a veces, nos quedamos anclados en el pasado, en lo que era o en lo que pudiera haber sido y no nos damos cuenta de que lo que tenemos en este momento es lo que es, no hay nada más.

 Que emocionante esto de pasar cada día sin saber lo que nos viene, sin garantías, sin expectativas, sin suposiciones ni creencias, da vértigo, es una barraca constante…ahora estoy arriba y luego abajo, después tranquila, más tarde mariposas en el estómago, vuelvo arriba, ahora me paro, que vuelvo a subir y así  sucesivamente cada día, cada semana, cada mes, cada año por vivir.

Suelo decir con frecuencia que me fascina lo que hago, para mí trabajar es un placer y cada comienzo de semana es recibido con alegría y entusiasmo.

Algunos y algunas pensaran que es suerte, yo creo que he encontrado “mi elemento” esto que se me da bien y que haciéndolo me desarrolla, me enamora, me hace disfrutar, emocionarme, conocer, compartir…

Me resulta muy gratificante “acompañar” a “personas” en los cambios que atraviesan sus vidas, ofreciéndoles toda la información, el respeto, la confianza, la empatía y el cariño suficiente para que lo lleven a cabo.

Esto implica formar parte del proceso y llevarte siempre “algo” de todas y cada una de las personas que voy acompañando.

Como en todo, hay procesos mas sencillos y otros mas complicados, con algunos sufro mucho y con otros se me llena el corazón de ternura.

Esto es lo que me ha pasado con Esther y David, un proceso sencillo, transparente, responsable, coherente, armonioso.

Padre y madre en equipo, coordinados, cooperando, cediendo, flexibilizando y haciendo las cosas fáciles, sencillas, sin dejarse llevar por sus diferencias como pareja, poniendo la atención y el alma en cerrar lo mejor posible su separación.

Y de un modo tan natural acudieron a firmar su “convenio” con sus pequeños encima, “literalmente encima” y despidiéndose juntos, los cuatro, una familia que comienza de nuevo, de otra manera, con otra estructura, en paz.

¿Qué han hecho? ¿Qué les diferencia?

Tendrían que contestar los protagonistas…pero yo tengo una hipótesis: priorizan por encima de todas las cosas su responsabilidad como padres, han logrado dejar al margen su conflicto como pareja y sobre todo se respetan el uno al otro.

Los hijos deben ser amados tal como son y sobre todo se debe amar en ellos a su padre/madre porque de este modo se sentirán llenos de amor, repletos…los hijos no dejan de sentir que también son sus padres,  mitad papá y mitad mamá.

Esta experiencia me reconforta, me llena de esperanza y confianza en el devenir de otras muchas experiencias parecidas, donde reine la paz, el amor, el agradecimiento por los hijos en común, el respeto, la coherencia, la consciencia y el presente.

Dedico este post, como no podía ser de otro modo, a estos dos padres, a sus dos pequeños y a su “saber hacer”.

Sois un ejemplo a seguir y constatáis con vuestra actitud que es posible hacer la cosas de otro modo: divorciarse con amor…




1 comentario:

  1. Precioso compañera y amiga, precioso y emocionante. Me encanta compartir ese pequeño espacio con alguien que disfruta y se apasiona con lo que hace. Un privilegio compartir contigo un trocito de sueño. Eso es cosoñar, no?

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