"Todo está por hacer y aún, todo es posible"
Miquel Martí I Pol
Emociones, rupturas, reconciliaciones, conflictos,
encuentros, declaraciones de amor y desamor, papeles sobre la mesa, rota folio
garabateando posibles acuerdos que cambian la vida de las familias,
transformación y cambio, oportunidad y crecimiento.
Así defino mi día a día profesional, una montaña rusa
que en ocasiones, da vértigo y otras muchas alegrías, esperanza, empatía y
ternura.
En este plano sitúo a los protagonistas de esta
historia que voy a contar hoy, dos personas, dos padres, dos ejemplos de un
buen cierre de etapa.
Las separaciones, los divorcios, las rupturas de
pareja son cierres de etapas, la vida va cambiando nuestras circunstancias,
nuestra manera de sentir, de pensar, de evolucionar y es lógico y saludable que
las cosas tengan un principio y un fin.
En muchas ocasiones, no sabemos encajar estos
“cierres de etapa”, nos cuesta mucho despedirnos, el cambio, lo nuevo por
explorar y descubrir.
La aceptación de lo que la vida nos va deparando es
clave para seguir caminando, a veces, nos quedamos anclados en el pasado, en lo
que era o en lo que pudiera haber sido y no nos damos cuenta de que lo que
tenemos en este momento es lo que es, no hay nada más.
Que
emocionante esto de pasar cada día sin saber lo que nos viene, sin garantías,
sin expectativas, sin suposiciones ni creencias, da vértigo, es una barraca
constante…ahora estoy arriba y luego abajo, después tranquila, más tarde
mariposas en el estómago, vuelvo arriba, ahora me paro, que vuelvo a subir y así
sucesivamente cada día, cada semana,
cada mes, cada año por vivir.
Suelo decir con frecuencia que me fascina lo que
hago, para mí trabajar es un placer y cada comienzo de semana es recibido con
alegría y entusiasmo.
Algunos y algunas pensaran que es suerte, yo creo que
he encontrado “mi elemento” esto que se me da bien y que haciéndolo me
desarrolla, me enamora, me hace disfrutar, emocionarme, conocer, compartir…
Me resulta muy gratificante “acompañar” a “personas”
en los cambios que atraviesan sus vidas, ofreciéndoles toda la información, el
respeto, la confianza, la empatía y el cariño suficiente para que lo lleven a
cabo.
Esto implica formar parte del proceso y llevarte
siempre “algo” de todas y cada una de las personas que voy acompañando.
Como en todo, hay procesos mas sencillos y otros mas
complicados, con algunos sufro mucho y con otros se me llena el corazón de
ternura.
Esto es lo que me ha pasado con Esther y David, un
proceso sencillo, transparente, responsable, coherente, armonioso.
Padre y madre en equipo, coordinados, cooperando,
cediendo, flexibilizando y haciendo las cosas fáciles, sencillas, sin dejarse
llevar por sus diferencias como pareja, poniendo la atención y el alma en
cerrar lo mejor posible su separación.
Y de un modo tan natural acudieron a firmar su
“convenio” con sus pequeños encima, “literalmente encima” y despidiéndose
juntos, los cuatro, una familia que comienza de nuevo, de otra manera, con otra
estructura, en paz.
¿Qué han
hecho? ¿Qué les diferencia?
Tendrían que contestar los protagonistas…pero yo
tengo una hipótesis: priorizan por encima de todas las cosas su responsabilidad
como padres, han logrado dejar al margen su conflicto como pareja y sobre todo
se respetan el uno al otro.
Los hijos deben ser amados tal como son y sobre todo
se debe amar en ellos a su padre/madre porque de este modo se sentirán llenos
de amor, repletos…los hijos no dejan de sentir que también son sus padres, mitad papá y mitad mamá.
Esta experiencia me reconforta, me llena de esperanza
y confianza en el devenir de otras muchas experiencias parecidas, donde reine
la paz, el amor, el agradecimiento por los hijos en común, el respeto, la
coherencia, la consciencia y el presente.
Dedico este post, como no podía ser de otro modo, a
estos dos padres, a sus dos pequeños y a su “saber hacer”.
Precioso compañera y amiga, precioso y emocionante. Me encanta compartir ese pequeño espacio con alguien que disfruta y se apasiona con lo que hace. Un privilegio compartir contigo un trocito de sueño. Eso es cosoñar, no?
ResponderEliminar