PALABRAS Y
SUEÑOS.
“Cada
palabra dura causa la muerte de un sueño. Cada palabra amorosa da nacimiento a
una esperanza”. Angels Ferrao.
Son palabras, las escribo, las nombro
pero hoy, las siento.
Siento la muerte por una mujer que ya
no está con nosotros, aunque estoy convencida de que desde otro lugar y con
otra forma nos acompaña y para los suyos, de alguna manera sigue presente
porque su recuerdo, su aroma, su melodía perdurará el resto de los días aunque
se transformen en semanas, meses o años.
Me reconforta creer que es necesario
transformarse para mantener nuestra esencia, nuestra esencia es el puro cambio
porque todo y todos fluimos, nada permanece y, en ocasiones, nos resistimos a
estos cambios.
Los gusanos de seda se convierten en
mariposas, mariposas hermosas…Creo que las personas nunca desaparecemos del
todo, simplemente nos transformamos y alzamos el vuelo, nos convertimos en luz
y esperanza para aquellos que nos aman y que todavía son gusanos de seda,
haciendo cada día sus pequeñas transformaciones.
En segundo lugar aparecen los SUEÑOS, decía Victor Hugo que “no hay nada mejor que un sueño para crear
un futuro” y es así desde mi punto de visa, lo que sueñas te guía, te marca
el rumbo, alimenta tu alma.
Soñar despierto o soñar dormido, lo importante
es la energía que pongamos en los sueños, mejor si proviene de la ilusión, la
esperanza, la gratitud y el profundo deseo de mejorar nuestro paso por el mundo.
No dejemos morir nuestros sueños,
nuestra capacidad para soñar, sin los sueños los días se vuelven grises, sin
color, sin luz.
Necesitamos soñar para seguir adelante
con confianza, misterio, pasión, ilusión y mucho amor en aquello que hacemos y
con aquellos que lo hacen posible.
Y al final son las PALABRAS las protagonistas, las que definen nuestro mundo, nuestros recuerdos,
nuestras emociones.
Nuestro lenguaje proviene directamente
de nuestro pensamiento, el responsable de alimentar nuestra alma porque cada
palabra, está teñida de emoción.
Cuando la palabra es meditada suele
ser precisa e impecable, fuente de crecimiento y consuelo.
En cambio, cuando provienen de la
agresividad, la imprecisión, la injusticia, la prepotencia…se convierten en
proyectiles que arrasan con todo lo que se encuentran en su camino.
¿Somos conscientes de cómo influyen
nuestras palabras en los demás? y ¿que resuena dentro de cada uno de nosotros?
Tenemos la capacidad de hacer de
nuestro lenguaje la mejor banda sonora, la melodía curativa para angustias,
preocupaciones, conflictos, enfermedades, duelos…
Nuestras palabras pueden ser caricias
o bofetadas.
Hablar desde la calma, la serenidad,
la reflexión puede ser transformador y provocar reacciones sorprendentes en
nosotros y en los demás.
Es impresionante ser consciente de la
gran influencia que ha tenido en nosotros aquellas frases o palabras que nos
dijeron de niños, algunas nos potenciaron, otras en cambio, nos siguen
limitando.
Igual que no valoramos alimentar a
nuestros pequeños con productos caducos, en mal estado, llenos de moho…del
mismo modo deberíamos pararnos a pensar qué tipo de palabras utilizamos cuando
nos dirigimos a ellos.
Palabras que les salvan la vida cada
noche al acostarse, que les provocan la sonrisa, la mirada cómplice, la
confianza y seguridad de la persona más importante en sus vidas.
Pido disculpas a aquellos y aquellas
que alguna vez he lastimado por la imprecisión, la generalización o la
agresividad de mis palabras.
Intento llevar mi amor a las palabras
y escuchar el silencio antes de pronunciar aquella palabra, que pueda causar la
muerte de un sueño.
Muerte, Sueño, Nacimiento y Esperanza.
Buen viaje Teresa!
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